Enlazando con trabajo de INsight es
interesante ver cómo otras personas ciegas adultas entienden la creación
fotográfica. En este caso, se trata del fotógrafo ciego Eduardo Nigenda. Nació en el año 1967 en Distrito
Federal y a los 26 años perdió la visión a causa de una rinopatia diabética.
Tal y como él mismo describe en el documental Susurros de luz, su relación con la fotografía comenzó cuando él
trabajaba como responsable de la biblioteca José Luis Borges situada en el
Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de Oxaca. La fotografía formaba parte
de su entorno cotidiano ya que en el centro se realizaban exposiciones y la imagen fotográfica
era una constante en su día a día. En una conversación con Cecilia Salcedo,
responsable del centro, surgió la cuestión de porqué no fotografiar y experimentar
con una cámara. En escaso tiempo Nigenda se encontró con una cámara fotográfica entres sus manos.
Para Nigenda la imagen es como la
definición de algo, de alguien, una idea sobre la que se fotografía y a la que se añade un
componente emocional que es el que
provoca ese impulso para fotografiar. Este deseo de fotografiar también es
descrito por Evgen Bacvar, fotógrafo también ciego quien habla de cómo ese
deseo de imágenes está presente
entre quienes no pueden ver. Bavcar reflexiona sobre esa necesidad de fotografiar,
algo que no necesariamente tiene que tener un contacto visual, sino que
mantiene una relación estrecha o vínculo emocional con el sujeto que desea ser
fotografiado e independientemente de que esas fotos no sean vistas.
Nigenda establece una diferencia
clara sobre el significado de imagen para los normovisuales e invidentes. La
imagen tal y como la concibe un invidente es diferente del concepto de imagen
de los que vemos, ya que nos resulta complejo separarlo del referente visual de la propia imagen. Para
él no existe una explicación clara para definir ese concepto de imagen y piensa
que la mejor forma de entenderlo es experimentar el significado permaneciendo en la
oscuridad. Nigenda no niega la existencia de imágenes, existen como un concepto
transformado, entendido como la suma de otras percepciones y sensaciones para
comprender ese entorno del que formamos parte.
Entre las obras de Bavcar y
Nigenda podemos encontrar ciertas similitudes, una de ellas es que ambos añaden
a esa imagen una huella que evidencia el contacto con la imagen del que
fotografía. En el caso de Bavcar, esa huella se trata de líneas de luz
dibujadas durante la toma de la fotografía. Las líneas de luz se dibujan sobre
la fotografía y quedan incluidas como parte de ese negativo fotográfico como es
el caso de algunos de los retratos o desnudos.
 |
| Desnudo. Evgen Bavcar. Fuente: http://www.zonezero.com |
Por otro lado, Nigenda interviene
en la fotografía después de la toma y lo hace escribiendo en Braille un texto
que le permite identificar sus fotografías. Es curioso comprobar como han evolucionado
sus fotografías, no sólo en relación con el manejo de la cámara y la temática
de sus imágenes sino con el uso de la palabra y el vínculo que establece con la
realidad que fotografía.
 |
| Mirando lo inusual. Eduardo Nigenda. Fuente: http://www.elisarugo.com |
Al comienzo, los mensajes
escritos son descriptivos y ocupan gran parte del espacio de la fotografía son
meras descripciones de lo fotografiado. Más adelante, los mensajes en Braille
se abrevian y se vuelven más poéticos sin que necesariamente tengan una
relación descriptiva, sino más bien aluden a sensaciones y vínculos que el
autor establece con el sujeto fotografiado. La palabra escrita tiene también
una relación con el referente visual de la imagen ya que ocupan el mismo
espacio físico en la fotografía. Nigenda crea fotografías para ser percibidas
por personas ciegas y el Braille es la vía para que los que no ven imaginen sus
fotografías.
A continuación os dejo con el documental Susurros de Luz dirigido por Alberto Resandiz en
el que se puede ver perfectamente todo el proceso fotográfico de una de sus
últimas series fotográficas que comprenden esa etapa conceptual de su trabajo.
