jueves, 15 de noviembre de 2012

Infancia y simbología en la fotografía de Bavcar



Evgen Bavcar escribe y fotografía, ambas manifestaciones forman parte del sentido de su obra como fotógrafo ciego. Su origen proviene de la antigua Yugoslavia, concretamente de un lugar llamado Lokavec en Eslovenia. Su vida está marcada por acontecimientos que marcarán el rumbo definitivo de su vida. Durante su niñez sufrió varios accidentes que propiciaron la perdida sucesiva de sus ojos hasta quedarse completamente ciego, pero con la posibilidad de decir adiós al mundo de las imágenes hasta alcanzar la ceguera total. Durante ese tiempo de despedida a la luz, Bavcar observó todo tipo de imágenes desde obras de arte, lugares, paisajes, personalidades que sirvieran para completar su biblioteca de imágenes mentales y para que éstas estuvieran presente en su memoria. 
Por un lado,la fotografía supone en principio acceder a un territorio inaccesible para las personas ciegas. En su deseo inocente de poder hacer como el resto, aquel adolescente comenzó a hacer fotos con la cámara fotográfica y jugar así con lo aparentemente prohibido para un ciego. El cómo fotografiar suponía encontrar soluciones al manejo de la cámara, establecer mecanismos para hacer accesible la fotografía. Para Bavcar convertirse en un ciego que fotografía resulta más paradójico para los que vemos que para los que no ven, acostumbrados a demostrar de lo que son capaces .Las personas ciegas, a menudo deben retarse a sí mismas y convencerse de lo que pueden o no hacer. 
Por otra parte, descubrir que la fotografía podía convertirse en objeto de deseo y lo que implicaba poseer algo fotográficamente aunque no le perteneciera realmente. En este sentido Bavcar recuerda así una anécdota reveladora de su infancia en la que descubría lo que ese objeto fotográfico contenía. Es aquí donde su deseo de imagen cobra especial importancia y aporta significación para su fotografía.

"Era la niña que más me gustaba. Fue algo destacado. Ahora no sé dónde está aquella primera fotografía. El placer que experimente entonces surgió del hecho de haber robado y fijado en una película algo que no me pertenecía. Fue el descubrimiento secreto de poseer algo que no podía mirar"[1]

En esta historia podemos ver claramente como la infancia y la adolescencia vividas por aquel niño ciego se convierten en claves de su obra, no sólo por la huella de los acontecimientos que le marcaron para siempre, sino también por las constantes asociaciones simbólicas que aparecen presentes en sus fotografías y que evocan a sus vivencias a su tierra natal y recuerdos de infancia que mantienen viva su memoria de imágenes. La golondrina, el ángel y el viento entre otros además de convertirse en simbología presente en su obra es el vínculo que establece entre lo visual e invisible entre la luz y la oscuridad.

"Para mí las golondrinas son un símbolo de la luz porque un día cuando hay luz las golondrinas vuelan en alto y cuando es un día oscuro, con poca luminosidad las golondrinas vuelan a baja altura. Naturalmente para mí las golondrinas son símbolo de la libertad, de volar, de la luz. También me gustan las golondrinas porque me recuerdan a las mujeres. No sólo por su forma triangular, sino por la elegancia del volar."[2]






Puerta con golondrinas*


Dos desnudos con golondrinas




[1]Mayer, B. (1999, ene-abril). Evgen Bavcar: El deseo de imagen. Luna Córnea, 17, 34-95-216 p.p.

[2] Imágenes y texto tomados de la página web ZoneZero de Evgen Bavcar (Recuperado el 15 de noviembre de 2012): http://www.zonezero.com/exposiciones/fotografos/bavcar/




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