Evgen Bavcar
escribe y fotografía, ambas manifestaciones forman parte del sentido de su obra
como fotógrafo ciego. Su origen proviene de la antigua Yugoslavia,
concretamente de un lugar llamado Lokavec en Eslovenia. Su vida está marcada
por acontecimientos que marcarán el rumbo definitivo de su vida. Durante su
niñez sufrió varios accidentes que propiciaron la perdida sucesiva de sus ojos
hasta quedarse completamente ciego, pero con la posibilidad de decir adiós al
mundo de las imágenes hasta alcanzar la ceguera total. Durante ese tiempo de
despedida a la luz, Bavcar observó todo tipo de imágenes desde obras de arte,
lugares, paisajes, personalidades que sirvieran para completar su biblioteca de
imágenes mentales y para que éstas estuvieran presente en su memoria.
Por un lado,la fotografía supone en principio acceder a un territorio inaccesible para las
personas ciegas. En su deseo inocente de poder hacer como el resto, aquel
adolescente comenzó a hacer fotos con la cámara fotográfica y jugar así con lo
aparentemente prohibido para un ciego. El cómo fotografiar suponía encontrar
soluciones al manejo de la cámara, establecer mecanismos para hacer accesible
la fotografía. Para Bavcar convertirse en un ciego que fotografía resulta más
paradójico para los que vemos que para los que no ven, acostumbrados a
demostrar de lo que son capaces .Las personas ciegas, a menudo deben retarse a
sí mismas y convencerse de lo que pueden o no hacer.
Por otra parte,
descubrir que la fotografía podía convertirse en objeto de deseo y lo que
implicaba poseer algo fotográficamente aunque no le perteneciera realmente. En
este sentido Bavcar recuerda así una anécdota reveladora de su infancia en la
que descubría lo que ese objeto fotográfico contenía. Es aquí donde su deseo de
imagen cobra especial importancia y aporta significación para su fotografía.
"Era la niña que más me gustaba. Fue algo
destacado. Ahora no sé dónde está aquella primera fotografía. El placer que
experimente entonces surgió del hecho de haber robado y fijado en una película
algo que no me pertenecía. Fue el descubrimiento secreto de poseer algo que no
podía mirar"[1]
En esta historia podemos
ver claramente como la infancia y la adolescencia vividas por aquel niño ciego
se convierten en claves de su obra, no sólo por la huella de los
acontecimientos que le marcaron para siempre, sino también por las constantes
asociaciones simbólicas que aparecen presentes en sus fotografías y que evocan
a sus vivencias a su tierra natal y recuerdos de infancia que mantienen viva su
memoria de imágenes. La golondrina, el ángel y el viento entre otros además de
convertirse en simbología presente en su obra es el vínculo que establece entre
lo visual e invisible entre la luz y la oscuridad.
"Para
mí las golondrinas son un símbolo de la luz porque un día cuando hay luz las
golondrinas vuelan en alto y cuando es un día oscuro, con poca luminosidad las
golondrinas vuelan a baja altura. Naturalmente para mí las golondrinas son
símbolo de la libertad, de volar, de la luz. También me gustan las golondrinas
porque me recuerdan a las mujeres. No sólo por su forma triangular, sino por la
elegancia del volar."[2]
Puerta con golondrinas* |
Dos desnudos con golondrinas
[1]Mayer, B.
(1999, ene-abril). Evgen Bavcar: El deseo de imagen. Luna Córnea, 17,
34-95-216 p.p.
[2] Imágenes y texto tomados de la página web ZoneZero de Evgen Bavcar (Recuperado el 15 de noviembre de 2012): http://www.zonezero.com/exposiciones/fotografos/bavcar/
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