viernes, 6 de abril de 2012

Fotografías de August Sander por Michael Somoroff

Esta es una de las imágenes de Somoroff que junto a las fotografías de Sander se pueden visitar en la sala  municipal de la iglesia de Las Francesas en Valladolid.

Las fotografías de Somoroff  bien pudieran confundirse con fotografías del siglo pasado, sin embargo, sus imágenes forman parte del contexto de imágenes actuales.

Working-class Family.  Michael Somoroff. 2007.


Comenzamos por describir una de sus imágenes en la que vemos en primer plano una silla rodeada de naturaleza. La silla, sin duda, parece de otra época que junto a esas tonalidades pardas del soporte fotográfico nos trasladan al siglo pasado.
Deteniéndonos en observar la imagen volvemos de nuevo a mirar a la silla que parece estar ahí de forma intencionada, como colocada expresamente en ese lugar para ser fotografiada. Sin embargo,¿Qué puede tener de especial una silla ? además la silla está vacía lo que la hace aún más inquietante, pues no sabemos bien cual podría ser la intencionalidad del fotógrafo al realizar esta imagen. Quizás esta misma fotografía pudiera pasar desapercibida dentro del contexto de imágenes contemporáneas, pero no en aquel momento en que las intenciones de la fotografía estaban más vinculadas a documentar y retratar.

Precisamente he escogido esta fotografía para contar el trabajo de Somoroff porque hace más evidente el preguntarnos dónde esta el sujeto que debería estar junto a esa silla y por qué se ha fotografiado la silla si intuimos que quién debe estar ahí no aparece. Estas cuestiones servirían como punto de partida para comentar el trabajo de Somoroff.

Las fotografías de Somoroff consiste precisamente en borrar el sujeto fotografiado por Sander y destacar el entorno y los fondos de sus imágenes. A través de programas de retoque fotográfico se han eliminado todas las huellas del sujeto transformando completamente el significado de la fotografía original y convirtiéndose en otras fotografías.
Midday meal. Michael Somoroff. 2007.

El sujeto, el objeto fotografiado se muestra en un principio ausente por no encontrar nada en concreto a dónde dirigir nuestra mirada más que a recorrer el espacio de este comedor vacío con platos en espera de encontrar alguien que los alimente y de esas sillas que desean dejar de ser sillas vacías para ser gente.
Somoroff pone de manifiesto la importancia de esa ausencia dando así valor a lo vacío, lo inhabitado porque al fin y al cabo escoge ese fondo , ese hueco para convertirlas en sus otras fotografías con valor propio.
Además, las fotografías, sirven también para acentuar el valor de las fotografías originales. El fondo explica por sí solo como forma parte la imagen y no sólo en ese reclamo de buscar a un retratatado, sino en la manera en que ese espacio también  define al sujeto fotografiado por Sander.
Cuando ví el cartel publicitario de la exposición en seguida me llamo la atención  August Sander, pues había leído, visto imágenes pero nunca había visionado sus fotografías  originales en una exposición. No hay duda, de que sus fotografías no me defraudaron, me sirvieron para dar aún más valor a la fotografía analógica, a los procesos químicos que la convierten en imagen fija y distinguirla de la fotografía digital. La calidad de los retratos, de la imagen en sí, de todo el proceso que la hace especial incluidos los punteados de retoque que tratan de disisimular  pequeños fallos del negativo. Creo que ambos trabajos son ejemplos que recuperan el valor a la fotografía analógica y lo separan  de las posibilidades de la fotografía digital. 
  Por otra parte quisiera hablar de Sander tras el visor de la cámara. Sus fotografías revelan cómo miraba a sus retratados, cómo  relacionaba el espacio con el sujeto. Cada toma capturaba una pose del retratado mirando ante la cámara y que si quererlo desvela una  la imagen sincera de cada uno de ellos. Sander sabía colocarse, moverse ante el sujeto y mirarle a través de la cámara logrando retratos sinceros y sin que el propio sujeto fuera consciente de esa revelación. Retratar también es saber establecer ese vínculo con la persona que se sitúa ante la cámara y se construya en una pose que sea la acertada.

Las fotografías que Sander tomó de los trabajadores del siglo XX  son un documento de retratos de gran valor. Me quedo con una comentario de Benjamin citado por Berger en el que dice que estas fotografías más que convertirse en un libro de imágenes son un atlas de instrucción. Los gestos, las poses, las miradas y el fondo donde los sitúa son los ingredientes que combina para crear esas imágenes. Dejemos a cada espectador que descubra lo que hay detrás de cada imagen.

Como último comentario, en la sala de exposiciones se pueden ver juntas algunas de las fotografías de Sander y de Somoroff  lo que pone  más aún en relieve la ausencia del personaje retratado y otras, la mayor parte separadas de los originales de Sander. Considero que tanto unas como otras tienen valor por sí mismas y al exponerlas juntas desaparece la idea  original para quedarse en un juego de adivinanzas  que no permiten al espectador pensar para encontrar el verdadero significado de las ausencias de Somoroff.

Imagen del tríptico de la exposición Ausencia de sujeto. Noemí Peña.

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Se incluyen algunas referencias de obras que me han inspirado sobre la obra de  August Sander:

Barthes, R. (2010). La cámara lúcida (1a ed. en la colección Biblioteca Roland Barthes, 2a imp. ed.). Barcelona : Paidós,.
Berger, J.,. (2006). Mirar (1ª ed., 3ª tirada ed.). Barcelona : Gustavo Gili,.
Berger, J.,. (2008). Otra manera de contar (1ª ed., 2ª tirada ed.). Barcelona : Gustavo Gili,.

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