sábado, 26 de mayo de 2012

The Unseen Eye: ¿Por qué no podemos mirar?


Fotógrafo desconocido. Siglo XIX.
Recientemente he encontrado en 1000 Words Photography, blog sobre Fotografía Contemporánea que suelo seguir, un post sobre el coleccionista W.M Hunt y la exposición The Unseen Eye: Photographs from the Unconscious  en la George Eastman House y el libro con el mismo título editado por Thames & Hudson y Aperture. Interesada por lo que pudiera encerrar este título he ido buscando la relación entre esas imágenes que tratan de evitar, ocultar o ausentar la mirada hacia la cámara fotográfica. Esta colección de fotografías es otra forma de mirar imágenes que pueden haber sido vistas, pero que se reinventan dentro de un  nuevo contexto el de la mirada invisible u oculta.


Veiled woman. Cunningham
La colección de Hunt recoge todo tipo de obras  que a lo largo del tiempo han capturado imágenes de esa mirada invisible. La colección abarca desde los daguerrotipos hasta la fotografía digital . Fotografías de Berenice Abbot, Richard Avedon, Robert Frank, Lee Friedlander, Annie Leibovitz, Robert Mapplethorpe, Irving Penn, Man Ray, Edward Steichen, Edward Weston, Joel-Peter Witkin, así como imágenes del siglo XIX de Nadar y Roger Fenton.

Durante estos meses he ido recopilando artistas que se preocupaban por tratar el tema de la invidencia como Sophie Calle, Pak Schueng Chuen, el proyecto de (In) videncias de Raimón Solá y Semiópolis de Joan Fontcuberta entre otros. En cada uno de ellos descubría formas de aproximarnos a esa otra comprensión desde lo no visual pensando que ésta podía ser una vía para comprender ese mundo sin imágenes.

Roy de la serie "Paradise Portraits" de Erwin Olaf. 2002.
Al descubrir esta colección de fotografías me doy cuenta de que hay otras formas de no poder mirar independientemente de que podamos ver o no. El simple hecho de ver una imagen con un rostro oculto, con los ojos cerrados o el que el sujeto fotografiado lleve gafas de sol son una forma de no poder mirar. Es cierto que la fotografía está ahí, podemos verla, a excepción de esa mirada que se nos niega de forma rotunda en la fotografía. Ese algo inaccesible a nuestros ojos y que se nos oculta en la fotografía nos impide completar esa mirada pero al mismo tiempo se nos devuelve ese interrogante.





Tengo en mente unas cuantas anécdotas vividas en que ciertas personas se sentían intimidadas por la presencia de una cámara fotográfica e incluso se negaban a ser fotografiados por diversos motivos. En Marruecos, por ejemplo, fotografiar puede ser una falta de respeto y hasta una ofensa. Parece como si el simple hecho de fotografiar simbolizara la apropiación del alma, de su presencia y es que en cierta forma es así. La fotografía supone la muerte de una presencia instantánea que queda impresa.

There´s a girl under there de Seymour Seer. 1967.


La cámara arma no mata, así que la ominosa metáfora parece un mero alarde, como la fantasía masculina de tener un fusil, cuchillo, herramienta entre las piernas. No obstante, hay algo depredador en la acción de hacer una foto. Fotografiar personas en violarlas, pues se las ve como jamás se ven a sí mismas, se las conoce como nunca podrán conocerse; transforma a las personas en objetos que pueden ser poseídos simbólicamente.(Sontag, 2009, p.24)












Quizás son diferentes los motivos que le llevan al sujeto fotografiado a taparse los ojos y evitar ser mirados por una cámara fotográfica temiendo que su rostro quede atrapado en una imagen que poseen otros. Sin quererlo, ese gesto se convierte en el elemento más mirado de la fotografía y el que se nos devuelve con una pregunta que debemos contestarnos.¿Por qué no podemos mirar?
Collages de Joseph Heidecker

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